Por descuido del INAH se esfuma el mural de “La Batalla” de Cacaxtla

13 de marzo de 2017

Por  Pedro Morales

 

Irremediablemente el llamado “Mural de La Batalla”, de la zona arqueológica de Cacaxtla, cada día pierde sus hermosos colores de influencia maya, han bastado 44 años para que intervenciones equivocadas y la falta de una protección adecuada, ya han causado la pérdida de 70 por ciento o más del colorido original.

El tema del rescate y promoción de nuestra riqueza prehispánica no ha sido tomado en cuenta por las administraciones de los “carnavales y toritos” que a como se vislumbra seguirán los flamantes funcionarios con todo para gastarse el presupuesto.

Tenemos a un flamante secretario de Turismo, el brazo derecho de Rosalía Peredo, Roberto Núñez Baleón, por cierto es un secretario sin secretaría, si es que el Congreso no aprueba la iniciativa para su creación en este sexenio.

Mientras se hacen bolas y le agarran la hebra a la madeja, ya se han pasado diez meses y en el tema de los murales de Cacaxtla no se ve por ningún lado que exista el mínimo interés por rescatarlos o detener su grave deterioro.

Y eso que según las interminables declaraciones, la industria sin chimeneas será punta de lanza para traer el dinero, pero hay que ver si en menos de cuatro años y medio logran lo que no hicieron Sánchez Anaya, Héctor Ortiz o Mariano González, que dejaron a su suerte a estos importantes vestigios de nuestros antepasados, que no es asunto menor.

Desde hace seis años, los propios arqueólogos de la zona alertaron sobre la desaparición del pigmento del mural, dijeron que hubo intervenciones de mantenimiento equivocadas, por parte del INAH.

Incluso que se habían borrado varios elementos, uno de ellos el glifo “Tres Corazón Sangrante”, que forma parte importante de la iconografía del mural, además de que otras intervenciones y equivocadas medidas de protección hacen temer que en menos de otros cinco años ya se habrán perdido estos vestigios irremediablemente.

El Mural de la Batalla mide aproximadamente 22 metros de largo y 25 metros cuadrados de superficie, por lo que se le considera uno de los más grandes en extensión del México prehispánico.

En él están representados los guerreros Jaguar de Cacaxtla, ricamente ataviados y armados venciendo a unos guerreros Águila, colocados en posición sumisa, desnudos y sin armas.

Desde su descubrimiento, el principal reto es evitar su deterioro, alguien sugirió colocar una barrera de vidrio, que actualmente existe, pero de acuerdo a las observaciones de los propios custodios, porque en este momento no se puede obtener una opinión calificada.

Esto debido a la notoria ausencia física de representante alguno del INAH, ni arqueólogos, ni encargados, menos hay un director que responda a las dudas o que se haga responsable del mantenimiento de la zona en su conjunto.

Esa barrera de vidrio que le fue colocado al mural, causa rizos de viento que tallan literalmente las pinturas directamente, con cristales microscópicos de partículas de polvo, que al paso de los años se convierten en lija que se lleva el azul maya.

Otro factor grave de afectación, es la resolana que en las tardes soleadas pega directamente en el mural, sin protección alguna y esta es la principal causa de la acelerada desaparición de los colores azul maya, blancos, negros, ocres, verdes y rojos.

Los propios ejidatarios convertidos en custodios, que han sido testigos de la llegada y retirada de funcionarios federales, confirmaron que en verdad no existe interés por cuidar estos vestigios de los tlaxcaltecas.

“Solo vienen para llevarse los presupuestos, solo ellos saben lo que hacen, cómo han manejado las piezas, miles de piezas que existen en las bodegas y se teme que hasta han saqueado la zona, pero eso es difícil de comprobar”, reconocieron.

El artista plástico Martín Rojas,  hizo el señalamiento hace más de tres años, incluso sugirió que los murales deberían ser retirados en su totalidad, junto con los elementos arquitectónicos, para salvarlos de su destrucción.

Que incluso en otros países ya se ha desarrollado técnicas para retirar la pintura mural, sin causarle daño, para trasladarla  a un lugar adecuado, con clima controlado y lejos de los efectos de la intemperie.

Pero la respuesta fue el silencio, las pinturas cada día pierden su esplendor,  ya no son esas pinturas murales que se descubrieron y que causaban admiración a propios, extraños y extranjeros, se van perdiendo irremediablemente.

Un grupo de 65 antropólogos de diversas nacionalidades y restauradores analizan a treinta años de haber sido descubierta Cacaxtla, en un Coloquio Internacional, por el INAH.

Aunque las muchas interrogantes se han desprendido por parte de los antropólogos y restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Luís Alberto Marto López, titular de Estudios Arqueológicos, explico que los murales del Salón Rojo y El Salón de Venus habían resultado afectados, principalmente por la ceniza del Popocatepetl.

En ese entonces el monitoreo que se realizaba en la zona arqueológica había despertado la preocupación del INAH, porque si bien se organizo para exponer los avatares y las vicisitudes de conservación e investigación en el sitio.

Investigadores de diversas nacionalidades ya planeaban nuevas líneas de investigación, pero se discuten los métodos y criterios para seguir excavando, porque solo diez por ciento de las excavaciones se han realizado en los promontorios de Cacaxtla.

No hay la certeza de los pobladores sean Olmecas-Xicallancas, ni a que grupo o políticas influían, no existe una precisión, comento el restaurador del INAH.

Si recordamos que el sitio fue descubierto el 13 de septiembre de 1975.

Desde entonces, siguen con muchas interrogantes y dilemas, los murales del Hombre Ave y Jaguar, El Salón de Venus y El Templo Rojo y la Batalla.

El infortunio de la contaminación, en su mayoría del 40 por ciento de sus colores, estaba empezando a desaparecer, comentario hecho por el pintor tlaxcalteca, Martín Rojas.

Andrés Santana Sandoval, exdirector de la zona arqueológica de Cacaxtla, confeso que las pinturas del Gran Basamento arqueológico corre el riesgo de que los vestigios puedan ser destruidos por fenómenos climatológicos o por los efectos de la actividad del  volcán Popocatépetl.

En la actualidad el daño se ha acelerado, los vigilantes, custodios y ejidatarios pidieron la inmediata intervención del nuevo gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, para que abra una línea de investigación sobre la causa de tan lamentable abandono de esta maravilla prehispánica de los tlaxcaltecas.

Le pidieron que “si en verdad le tiene amor a Tlaxcala, que rescate o mande a rescatar los murales de  Cacaxtla, debe tomar en cuenta que son patrimonio de la humanidad y que no se vale que por negligencia de unos malos funcionarios, se ponga en riesgo esta herencia de todos los tlaxcaltecas”.

Indicaron que como se puede notar en las fotografías, ya no hay tiempo, se debe actuar de inmediato para defender lo que es nuestro, ya que de otra manera solo quedará el recuerdo y como una pesadilla en la conciencia de quienes pudieron evitar esta pérdida, pero no lo hicieron

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